domingo, 1 de enero de 2017

Toda esa nieve que comenzó a caer.


Los ninis y los sisis. El dolor de estómago. Los likes de feisbuk.
Mi perro meando en la alfombra.
Tu olor detrás de mi nuca.
Un libro que acabo de leer y que querría que todos leyeran.
Respirar sol.
Acortar distancias con risas enlatadas.
Tener que trabajar y cómo empezar.
Huir de la vida para no llorar.
Llorar para alcanzar lo sencillo.
La sencillez como terapia.
El pasado que te ha hecho así y por eso y nada más que por eso lo amas.
Mi boca pretendiendo ser hogar.
Refugio de soledad.
Soledad fría como helado y caliente como asfalto.
Ven conmigo a mis sueños.
Te enseñaré los más bonitos.
La música suena aunque no la oigas.
De verdad, te lo prometo.
Porque te tuve en la mano y te asusté.
Porque nada me ha dolido tanto sin esperarlo.
Porque no supe qué hacer con toda esa nieve que comenzó a caer.
Porque te pareces tanto a alguien a quien amé.
Porque me sigues apretando el nudo en la garganta y ni lo sabes.
Porque me sentí la más guapa y la más fea.
Porque insisto en salir de ti y sigo viendo tu mueca ahí delante.
Porque no hay nostalgia peor que la que ya sabemos y tú has hecho posible que nunca suceda.
Porque digo yo que tendrás que desaparecer y sólo así podré dejar de mirarte y sentir ese hueco que no entiendo y me hace dudar de los tréboles de cuatro hojas que nacen en la maceta de mi jardín. 


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