jueves, 24 de octubre de 2019

Qué acuerdos ni qué acuerdas.



Tantos años buscando "pareja" para terminar así. Que me corre por las venas un rechazo que me muero. Que el mundo nos ha engañado. 

1 + 1, suma, no restes. Los cojones. Todo es mentira, soletes. 

Encuentro más amor y coherencia en el agua de mi piscina que en cualquier "pareja" que conozco.


Estar en "pareja" es el mayor engaño de la humanidad. Luego están los hijos.


Tener "pareja" es renunciar, es aguantar, es replantearte tus creencias cada día de cada semana.


Es ver como la zona de confort te alivia para después ahogarte sin tregua con tus propias manos.


Es darte cuenta de que no basta con presentar el ticket de compra para obtener una devolución.


Es intentar que dos almas quepan en una talla XS.


Es oír cada día desde el exterior: Pues yo soy feliz, todo depende de los acuerdos que tengáis.


Vete a la mierda. Qué acuerdos ni qué acuerdas. Vete a la mierda.


Si tu "pareja" es tan libre y guay y respetuosa y avanzada, que cada uno hace lo que le da la gana , lo que le hace feliz, pero feliz con mayúsculas y en neón, y al otro no le importa ni le choca ni le harta ni le incomoda ni le descoloca, eso no es una "pareja", eso es el puto paraíso. Y el paraíso no existe. 


Así que dejémonos de "parejas". 

Te quiero porque me río contigo, porque me abrazas con ganas, porque te echo de menos, porque tu mirada me recarga las pilas, porque no te quiero cambiar ni la playera. Porque mi carácter no te intimida. Te follo porque me corro siempre la primera, porque hay días en que no quiero follarte y ni te enteras porque estás en tu casa. Porque me gusta que me hables muy cerca sabiendo que en esos minutos te irías conmigo a una isla desierta. Y ya.


Las "parejas" se aburren juntas, engordan juntas, se odian juntas, se amargan la vida juntas. Pero sobretodo creen que tienen los mismos planes, iguales, exactos, calcados. Su lema es resiste y vencerás. Pero cuando resistes lo único que quedan son callos y músculos adoloridos. Las cervezas heladas, el sexo empapado y las palmeras que brillan más por el deseo desaparecen de la escena. No hay meta ni premios ni la maldita satisfacción, nada de eso. Solo tu sonrisa forzada diciéndoles a los demás: Pues yo soy feliz, todo depende de los acuerdos que tengáis.