lunes, 12 de agosto de 2019





MI DIARIO

Esta semana pasada perdí a mi amante, va a tener pronto un hijo con su mujer. Él aún no lo sabe pero ella sí. 
También perdí la ilusión de ver que alguien luchara por defender sus idiosincrasia, eso me dolió más que perderlo a él.
La idiosincrasia, ese concepto siempre en venta. Barato. 



Mi ex, que necesita un psiquiatra como tú y yo respirar en este segundo, está muy cerca de conseguir que sea yo la que vaya al especialista a suplicar que me recete todo lo que se le ocurra y algún extra por si no me sale del todo bien la sonrisa idiota. 



La próxima vida (shhhhh, hagamos como que existe) quiero sentir como me disculpan hasta lo más vergonzoso, quiero patalear con cuarenta años y que la humanidad mire para otro lado, quiero que me pregunten si ya tengo a dónde enviar ¡! las tres (3) camisas que debo planchar a la semana (#problemasreales), quiero que me amen por exponer una foto hermosa con mi bebé cuando lo tengo unas horas a la semana. Quiero que entiendan mis borracheras hasta morir en las que me cuesta dos días acordarme de que existo (y de que existe el bebé). Exacto: quiero ser un hombre. 



Los desconocidos continúan apareciendo y ayudando, creo que es mutua la necesidad de intercambiar fluidos verbales y nos escuchamos con cariño en escenas surrealistas como un chat tipo confesionario o un McDonald enorme y vacío. Gracias, vida. Siempre tan oportuna. Hija de la gran puta.



Recuerdo a veces algunos hombres que me han gustado hasta perder la vergüenza y vergüenza es lo que me da ahora acordarme de ellos. 



Recuerdo amigas que son abrazo puro y viven al otro lado del planeta. Coño. 



Mis padres como hijos y mis hijos como padres. No sé donde acaba la responsabilidad y donde empieza la realidad. Tengo la certeza de que a mi posible nieto (no, por favor, no existas) le tocará viajar fuera del planeta huyendo de la basura (véase Wall-e)



Cuando era puta fui valiente, fui yo. Quizás por eso no me hice rica. Pero sobreviví, creé mi camino de la nada, estuve arriba y abajo, me sentí sola hasta el dolor porque las putas no hablan con nadie que no sea otra puta porque nadie debe saber que estás dispuesta a hundirte para salvar lo que tienes alrededor. En este mundo de mierda los hombres que se hunden por los demás son héroes, las mujeres no.



Vender todo (no tengo nada) e irme a plantar tomates y cuidar gallinas. Tejer y hacer mandalas. Leer y beber vino. Bailar y cocinar pasteles. Escuchar música y recibir visitas inesperadas. Escribir y ver películas. Fumar y cantar muy alto. No tener redes sociales y quererme. 
Y así. Buenas noches.